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El 3 de noviembre, las lluvias torrenciales continuaron azotando el Levante peninsular, transformando calles en ríos.

En Mazarrón, Murcia, los acumulados de lluvia superaron los 85 litros por metro cuadrado en tan solo 6 horas, dejando a su paso un rastro de inundaciones y daños materiales.

A medida que avanzaba la jornada, los núcleos tormentosos se dirigían al litoral alicantino. En Altea calles cercanas a rieras y arroyos se vieron desbordadas, convirtiéndose en auténticos cauces de agua. 

El sistema convectivo se dirigió por la tarde hacia el norte de Valencia, Castellón y Tarragona. Los acumulados superaron los 110 litros en Carcaixent y los 30 en las comarcas más afectadas, por lo que las precipitaciones también retrasaron las labores de limpieza. 

En Tarragona, la situación se agravó con desprendimientos de tierra que obligaron a cortar varias carreteras.

Muchas calles se convirtieron en ríos, con acumulados superiores a 50 litros y con las autoridades restringiendo la movilidad de la población.